Cultivó el cuento y la novela, con motivos literarios muy comunes a los escritores románticos de la época y así, en 1862 publicó Flavio, obra definida como ensayo-novela. A ésta le siguió El caballero de las botas azules(1867), una obra curiosa que ha sido estudiada como una «rareza» por la crítica porque presenta muchos elementos de naturaleza dramática como la forma dialogada del prólogo, así como la abundancia de diálogos que podríamos calificar de estirpe cervantina. Estos elementos la sitúan muy cerca de la estética de las comedias de su época, ya que conjuga fantasía y realismo, si bien lo que predomina en la misma es el retrato satírico de figuras representativas de los distintos estratos sociales: clases alta, media y baja. Además (la llamada gino-crítica incide en este punto), la novela apunta un fuerte alegato feminista en cuanto que previene a las mujeres de las desventajas e inconvenientes del matrimonio.
La flor (1857) es su primer libro de poesía, al que siguieron La hija del mar(1858), Follas novas (1880), Cantares gallegos (1882) y En las orillas del Sar(1884). En sus primeros poemarios Rosalía parte del folclore popular y hace hablar a personajes del pueblo gallego, de manera que en su obra se hace visible, más allá de la intención estética, una clara pretensión de mostrar la peculiaridad del paisaje y de las costumbres de su tierra, las más ancestrales y míticas. Sus dos últimos poemarios inscriben un imaginario altamente pesimista y negativo, sin duda alguna propiciado por la fuerte división emocional que la escritora experimentó a lo largo de su existencia. En efecto, una de las metáforas dominantes de la poesía de Rosalía es la del abandono y la soledad inherentes a la condición de ser mujer; también, al igual que en su obra narrativa, su obra poética anota la perspectiva negativa del matrimonio, e incluso del amor, sentimiento que provoca en la poeta desilusión y «desengaño sin cura».
Rosalía de Castro se debatió constantemente entre fuerzas patriarcales que la oprimieron tanto en lo personal como en su quehacer de escritora y, en este sentido, cabe destacar la labor de la crítica feminista que ha reconocido en las últimas décadas la importancia del proto-feminismo expresado en la obra de la escritora gallega. Si bien Rosalía es todavía reconocida en su tierra como «la santiña», una especie de figura mítica que la disfraza de «ángel del hogar», decimonónico y conservador, no es menos cierto que, aquí y allá, a lo largo de toda su obra literaria se explicita la voz rebelde y furiosa de una mujer que protesta por diversos motivos: por ser hija ilegítima, por las infidelidades continuas de su marido, por la injusticia social que oprime, en general, a su tierra y , en particular, a las mujeres. Como muestra, unos versos del poema Jamás lo olvidaré:
¿O en mis haciendas penetrando acaso
osado criminal, ha puesto fuego
a las extensas eras? ¿Por qué gime
así importuna esa mujer?
(Tomado de En las orillas del Sar)
http://www.youtube.com/watch?v=3qcNrXMPhJk
